Ciudad de los Césares

Textos escogidos

En su choza-Castillo Robinsón ha tenido algunas noticias del mundo gracias al escritor El Místico, que mediante un esclavo cimarrón sordomudo de Piriguao, tripulando una canoa, le ha hecho llegar a su Insula un paquete con revistas y correspondencia, pues si bien le ha parecido alentador que ahora el náufrago se ocupe de la bandera negra, y en el Guardián de Agartha, teme que aflore en él su típico nihilismo, por lo que le envía una relación del mundo con el que se ha divorciado, en términos teológicos.

Con la primavera de 2024 concluye el año XXXVI de Ciudad de los Césares, continuación de una aventura que parece prolongarse, sorprendente e indefinidamente, y que, por lo menos, debería hacerlo más allá de los días mortales de sus actuales protagonistas. Si ello va a ser así, que lo digan voluntades animosas y la recepción entusiasta de todo un público.

Y, como siempre, este número ofrece un variado material. En sus páginas habituales, E.R. escribe “De elecciones y democracia”, comentando diferentes tópicos que tienen que ver con procesos electorales, de las incertidumbres legales en Chile, a la alarma mundial producida por las elecciones europeas de este año, a las discutidas presidenciales venezolanas. Preguntándose “¿Nueva política exterior de Irán?”, la periodista iraní Fereshteh Sadeghi muestra las condicionantes de la elección del nuevo Presidente de esa nación y concluye que habrá más continuidad que cambio en la política exterior de la República Islámica. Los vientos de renovación política en el África negra son comentados por Georges Feltin-Tracol en “Alternancia en Dakar”. Claudio Mutti, por su parte, en “La ideología del régimen sionista”saca a luz los mitos profundos que informan esa ideología, con sus trágicas consecuencias de hoy. En “El fin de la política y el condicionamiento sectario” Renzo Giorgetti sostiene que la política concluye cuando se impone un dogma universal con el condicionamiento de los individuos. Y entre “La curiosidad y el asombro”, de Renato Carmona, pasamos por Maquiavelo, Erasmo y Francis Bacon.

En “Una aventura editorial. Jacqueline de Roux, guardiana de la Palabra Viviente”, Frédéric Andreu conversa con la editora y esposa de editor, pareja de testigos de algunos de los más altos escritores y poetas del siglo XX. A continuación tenemos la segunda parte de “Profanar el Graal”, de Alain Santacreu, una interpretación sugerente –y, por cierto, discutible- de este tema y mito, suscitante desde el fondo de los siglos medievales. Arthur Moeller van den Bruck puede ser llamado, a su modo, un “clásico” del pensamiento político, aunque permaneza más citado que conocido. El extracto ahora publicado –“¿Qué es ser conservador?”- permite conocerlo, proyectando luz sobre la corriente denominada “Revolución Conservadora”. Australis, en “Un drama en los mares de Chile. Nota sobre Benito Cereno, de Herman Melville”, comenta la curiosa relación con el país que tiene la obra del autor de Moby Dick. Por fin, unas páginas del filósofo Henri Bergson suscitan los versos de María Marín, “Poéticamente filosófico”.

No olvidaremos los Libros, que el lector encontrará comentados a su disposición: Imperialismo pagano, de Julius Evola (en su nueva edición); Constitución y reconstitución, de Bernardino Bravo Lira; Alberto Edwards, profeta de la dictadura en Chile, de Rafael Sagredo; Crisis institucional chilena, ensayos compilados por Rodrigo Pablo, y una novela, Adiós, Chile querido, de Luis Emilio Maluenda. Como siempre, diremos a este amable lector: ¡Hasta siempre!

CIUDAD DE LOS CÉSARES, REVISTA DE POLÍTICA Y CULTURA ALTERNATIVAS, es una publicación independiente de cualquier centro de poder, político, cultural, religioso o económico. Aparece trimestralmente y, a través de más de treinticinco años y sobre ciento treinta números publicados, en sus páginas han desfilado autores como Jorge Luis Borges, Jean Cau, Louis-Ferdinand Céline, E. M. Cioran, Pierre Drieu la Rochelle, Julius Evola, Stefan George, René Guénon, Martin Heidegger, Ernst Jünger, Yukio Mishima, Jean Parvulesco y Fernando Pessoa, entre muchos; y entre los nacionales, Eduardo Anguita, Martín Cerda, Francisco Coloane, Enrique Lafourcade, Miguel Serrano, Jorge Teillier y Armando Uribe. Arte, música, literatura, historia, filosofía y tradición universal han tenido en ella su lugar; y, por supuesto, también la política mundial, no menos que la política nacional. CIUDAD DE LOS CÉSARES adhiere a principios de la Tradición universal, superiores a los de la era burguesa y la Modernidad senescente. Reconoce la diversidad fundamental de los hombres, las culturas y las naciones, y afirma su fidelidad a una comunidad popular organizada en Estado soberano, integrante a su vez de la más amplia comunidad de la América Románica, con la que la unen una tradición histórica y un destino. Rechaza, en consecuencia, todo imperialismo, supremacismo o hegemonismo, el desarraigo y la homogeneizacion planetaria.
CIUDAD DE LOS CÉSARES, en fin, es una comunidad de amigos, tanto chilenos como de otras pertenencias nacionales. Cada uno de ellos, a partir de principios comunes, conserva su libertad de juicio

La Ciudad de los Césares es un mito y un símbolo que une a las patrias del Cono Sur americano con la Tradición Universal. Según leyendas populares conservadas en Chiloé, la Ciudad es invisible e inaccesible, y como tal permanecerá hasta el Día del Juicio; sus habitantes son los mismos que la fundaron, ya que la Ciudad no conoce la muerte; sus casas están techadas con oro, y sus calles, pavimentadas de plata … Es fácil reconocer en estas características la representación de un Centro Espiritual del que hablan tradiciones diversas; Centro que hace posible el contacto con lo Alto y permite la superación de las condiciones del ciclo actual. Tomar este mito y símbolo quiere decir remitirse a la América del Orígen y buscar un fundamento mucho más que político o cultural a una posición que se quiere de política y cultura alternativas